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San Pablo de Tarso

La Ruta de San Pablo, una travesía espiritual por las tierras que transformaron al Apóstol de los gentiles.
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San Pablo de Tarso

Las raíces del Cristianismo.

La Ruta de San Pablo

La Ruta de San Pablo es mucho más que un itinerario histórico. Es una peregrinación espiritual profundamente transformadora. Permite al creyente conectar con los orígenes del cristianismo y renovar su fe paso a paso.

Esta experiencia te lleva por los caminos que recorrió el Apóstol de los gentiles para anunciar el Evangelio con pasión, valentía y fidelidad a Cristo. Caminar por donde él caminó es una forma viva de reencontrarse con las raíces del cristianismo. No solo a nivel intelectual, sino también en lo más profundo del corazón.

El viaje comienza en Turquía. Allí visitamos Tarso, ciudad natal de San Pablo, y otros lugares clave como Antioquía, donde por primera vez se llamó “cristianos” a los seguidores de Jesús. También recorremos Éfeso, con vestigios del cristianismo primitivo, así como Galacia y Pisidia, regiones donde fundó comunidades y predicó a pesar de la persecución.

Cada sitio conserva huellas vivas de su misión. Nos ayuda a comprender cómo el Evangelio echó raíces en medio de una sociedad pagana, gracias al testimonio audaz de Pablo.

En Grecia, la Ruta de San Pablo continúa por Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto. Allí, bautizó a Lidia, la primera cristiana en suelo europeo. Más adelante, predicó en el Areópago de Atenas. En Corinto, fundó una de las comunidades más activas del cristianismo naciente.

Estos momentos no solo se visitan, se viven. A través de la oración, la reflexión y la celebración litúrgica, el peregrino entra en contacto con la historia viva del Evangelio.

La peregrinación culmina en Roma, donde San Pablo ofreció su vida por Cristo. Se visita la prisión Mamertina, donde estuvo encarcelado, y la majestuosa Basílica de San Pablo Extramuros, edificada sobre el lugar de su martirio. Estos lugares invitan a meditar sobre la entrega total y la fidelidad hasta el final.

A lo largo de esta ruta, el peregrino no solo sigue los pasos de Pablo. Revive la historia del cristianismo, se deja tocar por su testimonio y redescubre el llamado a vivir con ardor misionero. Con acompañamiento espiritual y organización cuidada, esta experiencia se convierte en una oportunidad única para orar, aprender y dejarse transformar.

Muchos peregrinos describen la Ruta de San Pablo como un verdadero antes y después en su camino de fe. No es simplemente un viaje geográfico, sino una experiencia interior que deja huella. Al caminar por los mismos lugares donde el apóstol vivió, predicó y entregó su vida por Cristo, se despierta algo profundo en el corazón del creyente.

Este recorrido no se trata solo de conocer sitios históricos o admirar ruinas antiguas. Es una oportunidad para dejarse interpelar por la fuerza del Evangelio que aún resuena en esos caminos. Cada ciudad, cada piedra, cada silencio guarda la memoria viva del primer anuncio cristiano y el fuego misionero que cambió la historia.

La Ruta de San Pablo invita a abrir el alma, a escuchar con atención lo que Dios sigue diciendo hoy a través del testimonio de su apóstol

Las raíces del cristianismo

Recorrer la Ruta de San Pablo es más que seguir los pasos de un gran apóstol. Es volver al origen, a las raíces vivas del cristianismo. San Pablo fue clave en la expansión del Evangelio más allá del mundo judío. Llevó el mensaje de Cristo a los gentiles y fundó comunidades que hoy siguen vivas en la fe de la Iglesia.

Esta ruta conecta con los primeros pasos de la Iglesia naciente. Desde Antioquía, donde los discípulos fueron llamados “cristianos”, hasta Éfeso, Filipos, Tesalónica, Corinto y Roma. En cada una de estas ciudades, Pablo predicó, escribió cartas y fortaleció comunidades. Allí el Evangelio echó raíces, y nosotros seguimos regándolas con oración y testimonio.

Al caminar por estos lugares, el peregrino no solo visita sitios históricos. Se encuentra con el espíritu misionero de los primeros cristianos. Con la fidelidad inquebrantable de San Pablo. Con el fuego del Evangelio que transformó al mundo desde sus cimientos.

Es un viaje hacia el pasado, sí. Pero también es un impulso hacia el futuro. Una forma de renovar la fe desde su fuente más pura.

La misión de San Pablo y su impacto

San Pablo realizó al menos tres grandes viajes misioneros por el Imperio Romano. Fundó comunidades cristianas y escribió cartas que hoy forman parte del Nuevo Testamento. Predicó con valentía más allá de las fronteras del judaísmo.

A pesar de persecuciones, naufragios y prisiones, su fe no flaqueó. Fue arrestado en Jerusalén, llevado a Roma y martirizado hacia el año 67 d.C. Su legado vive. Todavía hoy, inspira a millones de cristianos en todo el mundo.

Una experiencia que transforma

Seguir la Ruta de San Pablo es revivir los momentos clave del cristianismo primitivo. Visitar su tumba, los lugares donde predicó y estuvo encarcelado, o celebrar la Eucaristía donde él anunció a Cristo, genera una conexión única con su vida.

Muchos peregrinos describen esta experiencia como un verdadero cambio interior. Renueva la fe, fortalece la vocación cristiana y despierta el deseo de anunciar el Evangelio con valentía, como Pablo.

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Nuestros peregrinos opinan

D
Diego L. – Joven universitario (España)
6 de abril de 2025
"Escuchar las cartas de San Pablo en los lugares donde fueron escritas fue algo que me marcó para siempre. La experiencia con Itinera Tours fue profunda, cuidada y llena de momentos de encuentro con Dios. Regresé a casa con una fe más viva y con el deseo de seguir anunciando el Evangelio como lo hizo…
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C
Camila y Javier – Matrimonio joven (Chile)
6 de abril de 2025
"Escuchar las cartas de San Pablo en los lugares donde fueron escritas fue algo que me marcó para siempre. La experiencia con Itinera Tours fue profunda, cuidada y llena de momentos de encuentro con Dios. Regresé a casa con una fe más viva y con el deseo de seguir anunciando el Evangelio como lo hizo…
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P
P. Andrés M. – Sacerdote (Colombia)
6 de abril de 2025
"Esta peregrinación me permitió comprender con más profundidad la fuerza misionera de San Pablo. Celebrar la Eucaristía en los mismos lugares donde predicó fue conmovedor. Itinera Tours cuida cada detalle con una sensibilidad pastoral única. Volví a mi parroquia lleno de gratitud, convencido de que este tipo de viajes fortalecen el corazón del evangelizador."
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C
Clara R. – Catequista (México)
6 de abril de 2025
"La Ruta de San Pablo con Itinera Tours fue una de las experiencias más impactantes de mi vida. Sentí cómo la Palabra cobraba vida en cada lugar que visitamos. Estar en Corinto, en Filipos, y luego en Roma, me ayudó a renovar mi vocación como catequista. Todo estuvo perfectamente organizado y el acompañamiento espiritual fue…
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Peregrinaciones

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Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.”

San Pablo. (Filipenses 4,13)

Ya no soy yo quien vive, sino que Cristo vive en mí.”

San Pablo. (Gálatas 2,20)

He combatido el buen combate, he terminado la carrera, he guardado la fe.”

San Pablo. (2 Timoteo 4,7)

¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!”

San Pablo. (1 Corintios 9,16)

Imprescindibles del Itinerario

Pueblo de Uçhisar
Capadocia

Vista panorámica del pueblo de Uçhisar en Capadocia, Turquía, con casas excavadas en la roca y el castillo de Uçhisar al fondo.

Fachada restaurada de la Biblioteca de Celso en Éfeso, Turquía, con columnas y estatuas, y varios turistas visitando el sitio arqueológico.
Biblioteca de Celso

Fachada de la Biblioteca de Celso en Éfeso, Turquía, una antigua construcción romana con columnas y estatuas.

El Partenón iluminado por la noche en la Acrópolis de Atenas, Grecia.
El Partenón iluminado por la noche en la Acrópolis de Atenas, Grecia.

Imagen nocturna del Partenón, un antiguo templo griego en Atenas, iluminado con luces doradas sobre un cielo azul oscuro.

Mosaico bizantino de San Pablo.

Mosaico bizantino que representa a San Pablo con halo dorado, estilo característico del arte religioso en la antigua Constantinopla (Estambul).

Formaciones rocosas en forma de chimeneas de hadas en el paisaje de Capadocia, Turquía.
Chimeneas de hadas en el paisaje de Capadocia

Panorámica de las famosas chimeneas de hadas de Capadocia, formaciones volcánicas únicas rodeadas de campos y colinas.

Monasterio de Meteora sobre un acantilado rocoso en Grecia, rodeado de vegetación.
Monasterio de Meteora

Monasterio de Meteora, construido sobre una impresionante formación rocosa, en medio de un paisaje verde y montañoso de Grecia.

Piscinas de travertino blanco con aguas termales azules en Pamukkale, Turquía.
Piscinas de travertino blanco

Formaciones naturales de Pamukkale, con terrazas de travertino blanco llenas de aguas termales cristalinas en un paisaje único de Turquía.

Réplica del caballo de Troya hecha de madera en Çanakkale, Turquía.
Réplica del caballo de Troya en Çanakkale, Turquía.

Escultura del caballo de Troya en Çanakkale, utilizada en la película “Troya” y hoy exhibida como atracción turística en la ciudad turca.

La Mezquita Azul de Estambul al atardecer, con minaretes y gaviotas volando alrededor.
La Mezquita Azul de Estambul

Vista de la Mezquita Azul en Estambul durante el atardecer, con sus seis minaretes y el cielo teñido de tonos dorados y rosados.

Casa de la Virgen María en Éfeso, una pequeña construcción de piedra rodeada de árboles.
La Casa de la Virgen María en Éfeso.

Vista de la Casa de la Virgen María en Éfeso, Turquía, santuario cristiano rodeado de naturaleza y tranquilidad.

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San Pablo de Tarso

San Pablo de Tarso – El Apóstol de los Gentiles

Fiesta litúrgica: 29 de junio (junto a San Pedro)
Lugar de nacimiento: Tarso, Cilicia (actual Turquía)
Año aproximado de nacimiento: Entre el 5 y el 10 d.C.
Martirio: Hacia el año 67 d.C., en Roma

San Pablo es una de las figuras más influyentes del cristianismo. Aunque no fue uno de los doce apóstoles originales, su vida y misión dejaron una huella profunda en la expansión del Evangelio. Nacido como Saulo en Tarso, ciudad helenista del Asia Menor, fue criado como judío fariseo y ciudadano romano. Su formación estuvo marcada por una rigurosa educación en la Ley mosaica, estudiando en Jerusalén bajo el célebre rabino Gamaliel.

De perseguidor a apóstol

Convencido defensor de la tradición judía, Saulo se convirtió en un feroz perseguidor de los primeros cristianos. Su vida dio un giro radical cuando, camino a Damasco, una visión gloriosa de Cristo resucitado lo derribó al suelo y lo llamó por su nombre: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9,4). Cegado por la luz, pasó tres días en oración hasta que recibió el bautismo por manos de Ananías. A partir de entonces, adoptó el nombre de Pablo y se convirtió en uno de los más grandes anunciadores del Evangelio.

Misión, viajes y cartas

Movido por un ardor evangelizador sin precedentes, San Pablo realizó tres grandes viajes misioneros por regiones del actual Oriente Medio y Europa: Asia Menor, Grecia, Macedonia y Roma. Fundó comunidades cristianas, fortaleció la fe de los conversos y enfrentó persecuciones, prisiones y naufragios. Su mensaje se dirigía especialmente a los gentiles (no judíos), proclamando que la salvación era para todos.

Sus cartas (Epístolas) dirigidas a comunidades como los Romanos, Corintios, Gálatas y Filipenses, forman parte esencial del Nuevo Testamento. En ellas encontramos enseñanzas sobre la fe, la gracia, la Iglesia, y la vida cristiana. Estas cartas son aún hoy una guía espiritual profunda para millones de creyentes.

Martirio y legado

San Pablo fue arrestado en Jerusalén y, como ciudadano romano, apeló a César, siendo trasladado a Roma. Allí permaneció en prisión domiciliaria, desde donde siguió escribiendo y predicando. Según la tradición, fue decapitado durante la persecución de Nerón, en torno al año 67. Su tumba se venera en la Basílica de San Pablo Extramuros en Roma, uno de los lugares más sagrados del cristianismo.

Relevancia para el peregrino

San Pablo es modelo de conversión radical, valentía misionera y amor apasionado por Cristo. Peregrinar por los lugares donde predicó, sufrió y murió —como Tarso, Damasco, Antioquía, Éfeso, Corinto, Atenas y Roma— es una oportunidad para revivir su espíritu evangelizador. Su vida nos interpela a salir al encuentro del otro, a no tener miedo de cambiar y a ser testigos del Evangelio en todo momento.

San Bernabé

El Puente de la Reconciliación y la Misión

Fiesta: 11 de junio
Origen: Chipre
Nombre original: José (llamado Bernabé por los apóstoles, que significa “hijo del consuelo”)

San Bernabé fue uno de los grandes pilares en los inicios del cristianismo. Nacido en la isla de Chipre en una familia judía de la tribu de Leví, recibió el nombre de José, aunque fue conocido en la comunidad cristiana como Bernabé, un sobrenombre que habla de su espíritu conciliador y alentador. Su generosidad fue evidente desde el principio: vendió una propiedad y entregó lo recaudado a los apóstoles para atender las necesidades de la comunidad (Hechos 4,36-37).

El Defensor de Pablo

Uno de los actos más significativos de su vida fue su intercesión por Saulo de Tarso, más tarde San Pablo. Cuando todos temían que su conversión no fuera genuina, fue Bernabé quien confió en él, lo presentó ante los apóstoles y dio testimonio de cómo había predicado valientemente en Damasco. Gracias a él, Pablo fue acogido por la comunidad cristiana. Este gesto marcó el inicio de una de las alianzas misioneras más influyentes de la historia cristiana.

Misión y Evangelización

Bernabé y Pablo fueron enviados juntos desde Antioquía, donde los cristianos empezaron a ser llamados así por primera vez. Desde esta ciudad, situada en la actual Antakya (Turquía), partieron hacia Chipre —tierra natal de Bernabé— visitando Salamina y Pafos, donde convirtieron al procónsul romano Sergio Paulo. Continuaron luego hacia la actual Turquía, predicando en ciudades como Perge, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra y Derbe, enfrentando persecuciones, pero también sembrando con fe y valentía la semilla del Evangelio.

Un Hombre de Unidad y Misericordia

Bernabé también se destacó por su capacidad de reconciliación. Su desacuerdo con Pablo respecto a Juan Marcos (sobrino de Bernabé) no rompió su compromiso con la misión: simplemente se separaron para llevar el Evangelio a más lugares. Esta actitud refleja su don para la unidad y la paciencia con los más jóvenes en la fe.

Últimos Años y Muerte

Las tradiciones orientales relatan que Bernabé regresó a Chipre para continuar su misión y que allí sufrió el martirio. Según la tradición, fue apedreado hasta la muerte en Salamina, donde siglos más tarde se construyó una iglesia en su honor, hoy lugar de peregrinación. Su tumba se venera en un monasterio cercano.

Legado Espiritual y Peregrinación

San Bernabé es un modelo de discípulo misionero, consolador y reconciliador. Su figura es clave para comprender el paso del cristianismo judío al cristianismo universal. Su confianza en los nuevos conversos, su capacidad para ver el bien en los demás, y su pasión por el Evangelio inspiran hoy a quienes buscan vivir una fe activa, acogedora y en comunión.

Lugares significativos para peregrinar:

  • Antioquía (Antakya, Turquía): cuna del nombre “cristiano” y punto de partida de las misiones.

  • Chipre (Salamina y Pafos): lugar de nacimiento y martirio de Bernabé, y sitio del primer anuncio cristiano en la isla.

  • Monasterio de San Bernabé (cerca de Famagusta, Chipre): donde se venera su tumba.

San Timoteo

San Timoteo – El Discípulo Fiel y Pastor de Corazón

Fiesta litúrgica: 26 de enero (junto a San Tito)
Origen: Listra, región de Galacia (actual Turquía)
Siglo I d.C.

San Timoteo es una figura entrañable y profundamente inspiradora en los inicios del cristianismo. Su vida refleja la fidelidad, la entrega y la madurez espiritual de quien, desde joven, respondió generosamente al llamado del Evangelio. Nació en Listra, en la actual Turquía, en una familia mixta: su madre, Eunice, era una judía piadosa convertida al cristianismo, y su padre era griego. Esta herencia cultural dual le permitió desenvolverse en diversos contextos, siendo un puente entre culturas en la naciente Iglesia.

Encuentro con San Pablo

Durante el segundo viaje misionero de San Pablo, el apóstol visitó Listra y quedó impresionado por la fe de Timoteo, quien ya gozaba de buena reputación entre los creyentes locales. Pablo lo eligió como compañero de misión, iniciando una relación profundamente afectiva y espiritual. A lo largo del Nuevo Testamento, Pablo se refiere a él como su “hijo amado” y “compañero fiel en la obra del Señor”, una muestra del fuerte vínculo de discipulado que los unía.

Timoteo acompañó a Pablo en muchas de sus misiones por ciudades como Tesalónica, Corinto, Éfeso y Roma. Su papel no fue pasivo: Pablo le confió misiones delicadas y de gran responsabilidad, enviándolo como su representante personal para fortalecer comunidades, corregir desviaciones y animar a los creyentes.

Pastor en tiempos difíciles

Uno de los momentos más significativos en la vida de Timoteo fue su nombramiento como obispo de Éfeso, una de las comunidades cristianas más importantes del mundo antiguo. Allí ejerció su labor pastoral con celo y amor, guiando al pueblo cristiano en medio de persecuciones y desafíos internos. Las dos cartas pastorales que Pablo le dirige (1 y 2 Timoteo) son un testimonio de su liderazgo, su compromiso con la sana doctrina y su valentía frente a las dificultades.

En estas cartas, Pablo lo anima a no dejarse intimidar por su juventud, a ser ejemplo para los creyentes y a mantenerse firme en la fe: “Nadie te menosprecie por ser joven. Sé ejemplo para los fieles en la palabra, la conducta, el amor, la fe y la pureza” (1 Tim 4,12).

Martirio y veneración

Según la tradición, Timoteo murió mártir en Éfeso, alrededor del año 97 d.C., durante una festividad pagana, al oponerse públicamente a la idolatría. Fue apedreado por la multitud, entregando su vida por Cristo, al que había servido fielmente desde su juventud.

Sus reliquias fueron veneradas en Éfeso y, más tarde, trasladadas a Constantinopla por orden del emperador Constantino.

Ruta de peregrinación: Tras las huellas del discípulo fiel

La peregrinación que sigue los pasos de San Timoteo es una invitación a redescubrir la belleza del discipulado y la fidelidad en el servicio. Los sitios clave incluyen:

  • Listra (actualmente cerca de Hatunsaray, Turquía): lugar de nacimiento y donde conoció a San Pablo.

  • Tesalónica: donde Timoteo colaboró activamente en la predicación del Evangelio.

  • Éfeso: donde ejerció como obispo y donde entregó su vida como mártir. Las ruinas de Éfeso son uno de los lugares arqueológicos cristianos más impresionantes del mundo.

San Timoteo nos enseña que el verdadero liderazgo cristiano nace de la humildad, la fidelidad y el amor al Evangelio. Es modelo para los jóvenes, para los pastores y para todos aquellos que desean servir a Dios con un corazón íntegro y generoso.

San Silas

San Silas (Silvano) – El Compañero en la Prueba y el Gozo del Evangelio

Siglo I d.C.
Origen: Jerusalén
Fiesta litúrgica: 13 de julio (en la Iglesia Católica)

San Silas, también llamado Silvano en varias cartas del Nuevo Testamento, fue uno de los primeros cristianos de origen judío que se destacó como líder en la comunidad de Jerusalén. Su nombre significa “el deseado” o “el solicitado”, y su vida refleja fidelidad, valentía y profundo compromiso con la misión apostólica. Fue uno de los principales colaboradores de San Pablo y un testigo clave del crecimiento de la Iglesia entre los gentiles.

Líder en Jerusalén y emisario confiable

Silas es mencionado por primera vez en el Concilio de Jerusalén (Hechos 15), un momento decisivo en la historia de la Iglesia primitiva, donde se discutió si los gentiles convertidos al cristianismo debían seguir la ley mosaica. Silas fue elegido como uno de los delegados para acompañar a Pablo y Bernabé a Antioquía, llevando la carta oficial del concilio que afirmaba que la salvación es por la gracia de Cristo y no por la ley. Esta misión muestra la confianza que la Iglesia tenía en él como mensajero fiel y sabio.

Compañero de Pablo en el segundo viaje misionero

Tras la separación entre Pablo y Bernabé, Silas fue elegido por Pablo como su nuevo compañero para el segundo viaje misionero. Juntos recorrieron importantes ciudades del mundo grecorromano: Filipos, Tesalónica, Berea, Corinto y Éfeso, entre otras. En todas estas comunidades, Silas jugó un papel activo como predicador, catequista y testigo del Evangelio.

Uno de los episodios más conmovedores de su vida ocurrió en Filipos (Hechos 16). Pablo y Silas fueron arrestados, golpeados y encarcelados injustamente por liberar a una esclava poseída. A pesar de estar encadenados en el calabozo, ambos cantaban himnos de alabanza a Dios en medio del sufrimiento, con tal fervor que incluso los otros prisioneros los escuchaban. Durante la noche, un terremoto abrió las puertas de la prisión, y el carcelero, impresionado por su fe y actitud, se convirtió junto con toda su familia. Este episodio es un testimonio vivo de cómo la fe en medio de la prueba puede transformar corazones.

Presencia constante en las cartas paulinas

Silas no solo fue un evangelizador valiente, sino también un colaborador literario y pastoral. Su nombre aparece como coautor en varias epístolas paulinas: 1 y 2 Tesalonicenses, donde figura junto a Pablo y Timoteo. También se le menciona en 2 Corintios y en la Primera carta de Pedro, donde es llamado “hermano fiel”. Estas menciones muestran que Silas fue mucho más que un asistente; fue un auténtico apóstol, un líder reconocido y un hermano en la misión.

Legado y lugares de peregrinación

La tradición sugiere que continuó su labor evangelizadora hasta su vejez, aunque no se conoce con certeza el lugar de su muerte. Algunas tradiciones lo identifican con el obispo Silvano, mártir en Macedonia.

Lugares clave en la peregrinación paulina que evocan su testimonio:

  • Filipos: donde sufrió el encarcelamiento con Pablo. Hoy se pueden visitar las ruinas del calabozo, símbolo de su fidelidad en la prueba.

  • Tesalónica: donde predicó con Pablo y donde nació una de las comunidades más queridas.

  • Berea: donde la comunidad recibió la Palabra con entusiasmo y apertura.

  • Corinto: uno de los centros misioneros más importantes del cristianismo primitivo, donde Silas sirvió activamente.

San Silas es modelo de colaboración apostólica, fidelidad en el sufrimiento y valentía en la misión. Su vida inspira a los peregrinos a abrazar la fe con esperanza, incluso en las adversidades, sabiendo que el Evangelio se proclama no solo con palabras, sino con el testimonio alegre y firme de quienes caminan junto a Cristo.

Priscila y Áquila

Priscila y Áquila – El Matrimonio Misionero al Servicio del Evangelio

Siglo I d.C.
Origen: Judíos de la diáspora, posiblemente de Roma
Mención en el Nuevo Testamento: Hechos 18; Romanos 16,3-5; 1 Corintios 16,19; 2 Timoteo 4,19

Priscila y Áquila son uno de los ejemplos más luminosos de un matrimonio cristiano al servicio de la misión en los orígenes del cristianismo. Su historia, entrelazada con la de San Pablo, nos revela cómo el hogar, el trabajo y la vida conyugal pueden convertirse en un testimonio poderoso del amor de Cristo y de la edificación de la Iglesia.

Exiliados por la fe, acogidos por la providencia

Áquila era un judío originario del Ponto (una región del noreste de Asia Menor) y Priscila, su esposa, probablemente nacida en Roma o también parte de la diáspora judía. Fueron expulsados de Roma por el edicto del emperador Claudio, que ordenó la salida de los judíos de la ciudad hacia el año 49 d.C. Esta circunstancia dolorosa marcó el inicio de una etapa misionera providencial. Se establecieron en Corinto, una ciudad cosmopolita del mundo grecorromano, donde conocieron a San Pablo, quien compartía su mismo oficio: la fabricación de tiendas.

Hospitalidad y vida compartida con San Pablo

Pablo no solo trabajó junto a ellos, sino que vivió en su casa durante su estancia en Corinto (Hechos 18,2-3). Este encuentro fue mucho más que una coincidencia laboral: fue el nacimiento de una profunda amistad y colaboración misionera. Priscila y Áquila no solo apoyaron a Pablo, sino que abrieron su hogar para que allí se reuniera la comunidad cristiana, formando una “iglesia doméstica” (cf. 1 Corintios 16,19). Su casa fue espacio de oración, formación y comunión, testimonio de cómo el hogar puede convertirse en lugar sagrado.

Instructores y formadores en la fe

Posteriormente, el matrimonio acompañó a Pablo a Éfeso, donde desempeñaron un papel clave en la formación de nuevos discípulos. Allí conocieron a Apolo, un predicador fervoroso pero aún incompleto en su comprensión del Evangelio. Priscila y Áquila lo acogieron y lo instruyeron con caridad y sabiduría, ayudándole a madurar su fe (Hechos 18,24-26). Este gesto destaca su compromiso catequético y su capacidad de transmitir la doctrina con claridad y amor, convirtiéndose en auténticos formadores de evangelizadores.

Itinerancia y constancia en la misión

Las cartas de Pablo mencionan varias veces a Priscila y Áquila como colaboradores cercanos, incluso arriesgando su vida por él (Romanos 16,3-4). Tras su estancia en Éfeso, se cree que regresaron a Roma cuando las condiciones lo permitieron, donde nuevamente su casa fue sede de la comunidad cristiana. Su nombre aparece también en la Segunda Carta a Timoteo, lo que indica su perseverancia hasta los últimos años del ministerio de Pablo.

Un detalle importante es que, en varias menciones, Priscila aparece antes que Áquila, lo que sugiere que ella tuvo un rol destacado en la misión y el liderazgo catequético, algo notable para la época.

Legado espiritual y lugares de peregrinación

El testimonio de Priscila y Áquila inspira a familias, laicos y matrimonios cristianos a vivir su fe de forma activa, hospitalaria y comprometida con la Iglesia. Son modelos de una vida cristiana encarnada en el trabajo cotidiano, en la apertura del hogar, y en la formación de otros discípulos.

Sitios clave para la peregrinación:

  • Corinto (Grecia): donde conocieron a Pablo, colaboraron con él y fundaron una casa-iglesia.

  • Éfeso (Turquía): donde ejercieron un papel crucial en la formación de nuevos líderes cristianos, como Apolo.

  • Roma (Italia): donde volvieron a acoger a la comunidad cristiana en su casa, pese al riesgo de persecución.

Priscila y Áquila son ejemplo de cómo la vida ordinaria, cuando se vive con fe y amor, puede transformarse en una verdadera misión evangelizadora. Su testimonio resuena hoy con fuerza, especialmente para los peregrinos que desean redescubrir el valor del hogar como espacio de encuentro con Dios y de servicio a la Iglesia.

Lidia de Tiatira

Santa Lidia de Tiatira – La Primera Cristiana de Europa

Siglo I d.C.
Origen: Tiatira (Asia Menor, actual Turquía)
Lugar de conversión: Filipos (Macedonia, actual Grecia)
Cita bíblica clave: Hechos de los Apóstoles 16,11-15

Santa Lidia es una de las figuras más luminosas y significativas en el relato del inicio de la Iglesia en Europa. Su historia, aunque breve en el relato bíblico, encierra una gran profundidad espiritual y una poderosa enseñanza sobre la fe, la hospitalidad y el rol activo de la mujer en la Iglesia naciente.

Una mujer de negocios con corazón abierto a Dios

Lidia era una mujer de origen asiático, natural de Tiatira, una ciudad conocida por su producción de tintes y tejidos. Su actividad comercial la llevó a establecerse en Filipos, ciudad de Macedonia y colonia romana. Era comerciante de púrpura, un producto de lujo muy valorado en el mundo antiguo, lo que sugiere que era una mujer de recursos, independiente y respetada en su comunidad. También se nos dice que era “temerosa de Dios”, expresión usada en los Hechos para describir a personas no judías que simpatizaban con la fe monoteísta y asistían a las reuniones de oración judías.

Encuentro con San Pablo y conversión

Durante el segundo viaje misionero de San Pablo, este llegó a Filipos y, el sábado, fue a un lugar de oración junto al río Zygaktis, donde se reunían algunas mujeres. Allí encontró a Lidia, y “el Señor le abrió el corazón para que aceptara las palabras de Pablo” (Hechos 16,14). Esta sencilla frase marca el inicio de una nueva era: Lidia fue la primera persona bautizada por Pablo en suelo europeo, convirtiéndose en la primera cristiana de Europa.

Tras recibir el bautismo junto a toda su familia, Lidia insistió en que Pablo y sus compañeros se hospedaran en su casa. Su insistencia fue tal que el texto dice: “y nos obligó a quedarnos” (Hechos 16,15), lo que muestra su profunda generosidad y sentido de hospitalidad.

Su casa: semilla de la primera comunidad cristiana en Europa

La casa de Lidia no solo fue lugar de acogida, sino también el primer hogar cristiano europeo y, posiblemente, la primera iglesia doméstica del continente. Tras la liberación milagrosa de Pablo y Silas de la prisión, se dirigieron directamente a su casa, donde animaron a los hermanos reunidos allí (Hechos 16,40), confirmando que ya había una comunidad cristiana activa gracias al testimonio de Lidia.

Su papel como mujer, creyente y líder de una casa-iglesia es fundamental para comprender el protagonismo femenino en la primera Iglesia. Su figura representa a las mujeres que, desde el principio, vivieron con firmeza su fe y pusieron sus bienes y su vida al servicio de la misión.

Legado espiritual y lugar de peregrinación

Santa Lidia es símbolo de apertura, conversión sincera y generosidad misionera. Su vida enseña que el Evangelio transforma no solo el corazón, sino también el hogar, el trabajo y las relaciones.

El lugar tradicional de su bautismo, junto al río Zygaktis en Filipos, es hoy un hermoso sitio de peregrinación. Allí se ha construido una capilla bautismal que conmemora este momento fundacional para el cristianismo europeo. También se pueden visitar las ruinas de la ciudad antigua de Filipos, donde floreció la primera comunidad cristiana de Europa, a la que Pablo más tarde escribiría la Carta a los Filipenses.

Relevancia para el peregrino actual

Peregrinar a Filipos y rezar junto al río donde Lidia fue bautizada es una oportunidad para meditar sobre el llamado personal de Dios, la importancia de la escucha, y el rol que cada cristiano puede tener en la expansión del Evangelio. Lidia nos recuerda que la fe no tiene fronteras, y que un corazón abierto puede cambiar la historia.

San Lucas

San Lucas – El Cronista del Espíritu y Compañero Fiel del Evangelio

Siglo I d.C.
Origen: Posiblemente Antioquía de Siria
Profesión: Médico
Fiesta litúrgica: 18 de octubre
Obras atribuidas: Evangelio según San Lucas y Hechos de los Apóstoles

San Lucas es una figura indispensable en la historia del cristianismo primitivo. Su identidad, aunque discretamente presentada en el Nuevo Testamento, se revela a través de sus escritos y del testimonio de la tradición cristiana como la de un hombre culto, gentil convertido, profundamente sensible a la acción del Espíritu Santo y comprometido con la misión evangelizadora.

Un médico convertido en evangelista

Según la tradición y las cartas de San Pablo (Colosenses 4,14), Lucas era médico de profesión. De origen gentil, probablemente griego, no provenía del judaísmo, lo que hace aún más significativa su apertura al mensaje cristiano. Su cultura y formación se reflejan en el lenguaje refinado, estructurado y teológicamente profundo de sus escritos, especialmente del Evangelio según San Lucas, donde se destaca su estilo narrativo, ordenado y universalista.

Lucas muestra un especial interés por los marginados, las mujeres, los pobres, los enfermos y los pecadores, resaltando la misericordia de Dios y la ternura de Cristo hacia todos. En su Evangelio encontramos parábolas únicas como el Buen Samaritano y el Hijo Pródigo, que no aparecen en los otros evangelios y que son testimonio de su sensibilidad hacia la compasión divina.

Autor del Evangelio y los Hechos de los Apóstoles

Lucas es el único autor del Nuevo Testamento que escribe una obra en dos volúmenes: el Evangelio según San Lucas y los Hechos de los Apóstoles, dirigidos ambos a un personaje llamado Teófilo. En su conjunto, estas obras constituyen más de un cuarto del Nuevo Testamento, lo que hace de Lucas uno de sus principales contribuyentes.

Su Evangelio presenta la historia de Jesús desde la perspectiva de la salvación universal, mientras que los Hechos narran el nacimiento, expansión y desafíos de la Iglesia bajo la guía del Espíritu Santo, desde Jerusalén hasta Roma. Lucas muestra cómo el mismo Espíritu que actuó en Jesús, ahora anima y guía a los apóstoles, especialmente a Pedro y Pablo.

Compañero de Pablo y testigo ocular

Lucas acompañó a San Pablo en su tercer viaje misionero, y fue testigo presencial de muchos de los eventos que relata en los Hechos. Se hace notar cuando el autor cambia de narrador impersonal (“ellos”) al narrador en primera persona (“nosotros”), especialmente a partir de Troas (Hechos 16,10), lo que indica que Lucas se unió al grupo de misioneros en ese punto.

Estuvo presente en momentos críticos:
– En Troas, donde Pablo predicó largamente.
– En Mileto, donde Pablo se despidió de los ancianos de Éfeso.
– En el naufragio en Malta, donde Lucas pudo haber asistido médicamente a los náufragos.
– En Roma, donde Pablo estuvo encarcelado y Lucas permaneció fielmente a su lado hasta el final.

Pablo lo menciona con afecto en su segunda carta a Timoteo: “Sólo Lucas está conmigo” (2 Timoteo 4,11), lo que da testimonio de su lealtad, fortaleza y espíritu de servicio.

Legado y espiritualidad

San Lucas es llamado “el cronista del Espíritu” porque logró plasmar en sus obras el dinamismo de la acción divina en la historia. Su manera de narrar no es solo periodística, sino profundamente teológica y espiritual, mostrando que Dios guía a su Iglesia a través de los tiempos.

También es conocido como el evangelista de la alegría y de la oración, pues su Evangelio está lleno de himnos, cantos y momentos de profunda espiritualidad. La tradición le atribuye también ser el primer iconógrafo, habiendo pintado imágenes de la Virgen María.

Lugares clave para la peregrinación:
  • Troas (Turquía): donde se unió a Pablo y comienza el relato en primera persona.

  • Mileto: lugar de la emotiva despedida de Pablo con los presbíteros de Éfeso.

  • Éfeso: importante ciudad cristiana mencionada en los Hechos.

  • Malta: sitio del naufragio que Lucas narra con detalle (Hechos 27-28).

  • Roma: donde acompañó a Pablo en prisión y dio testimonio hasta el final.

Relevancia para el peregrino

Peregrinar por los pasos de San Lucas es un llamado a abrir el corazón a la acción del Espíritu, a vivir la fe con profundidad y compasión, y a comunicar con fidelidad la obra de Dios en nuestras vidas. Lucas nos invita a contemplar cómo el Espíritu sigue guiando a la Iglesia hoy, como lo hizo desde los comienzos.