La Sagrada Familia

La Sagrada Familia -cuando el Niño Jesús acababa de nacer-, vivió en Egipto durante casi cuatro años, después de refugiarse allí huyendo de la persecución del Rey Herodes. Según fuentes históricas coptas, como el Méimar (libro de registros de los hechos históricos religiosos) del Papa Teófilo, antiguamente existían tres caminos a seguir desde Palestina a Egipto, pero la Sagrada Familia -guiada por Dios- no eligió ninguno de ellos.

• Sus primeros pasos en Egipto

  La Sagrada Familia caminó de Belén a Gaza y realizó su primera parada en la ciudad destruida del Antiguo Egipto El-Farma (Pelusio), situada en la península del Sinaí. Aquí pueden admirarse las excavaciones arqueológicas que se llevaron a cabo, donde llama la atención la iglesia restaurada que data del siglo I. A 80 kilómetros al noroeste de El Cairo, la segunda parada de la Familia fue Tel Basta, donde Jesucristo creó un manantial de agua y donde fue perseguido por sus gentes, ya que al llegar allí todos los ídolos que había en la ciudad cayeron al suelo y se rompieron. En su huída hacia el Sur, la Sagrada Familia llegó al pueblo de Mostorod, a tan sólo 10 kilómetros de la capital egipcia, que más tarde pasó a llamarse “Al-Mahamma” -que significa lugar de baño- ya que la Virgen María bañó allí a Jesucristo y lavó sus ropas. Hoy en día todavía puede admirarse la fuente de agua que hizo Jesucristo en su viaje de regreso. Siguiendo su recorrido, la próxima parada es el pueblo de Belbeis, a 55 kilómetros de El Cairo, donde se dice que la Virgen y el Niño descansaron bajo un árbol, conocido desde entonces con el nombre de “el Árbol de la Virgen María”.

• Descubriendo los legados de la Sagrada Familia

  Desde Belbeis, la Sagrada Familia partió por el noroeste hacia Minyet Samannud, desde donde cruzó El Nilo hacia Samannud. Allí hay una gran artesa de granito, en la que se dice que la Virgen amasó durante su estancia, y un pozo de agua que fue bendecido por Jesús. Desde El Cairo viajamos hasta el pueblo de Sakha para ver la huella de la pisada de Jesús marcada en una roca, que durante mucho tiempo fue ocultada por miedo a que fuese robada. Desde hace 15 años, la roca puede verse en la Iglesia de la Virgen María, en Sakha. Después, la Sagrada Familia se dirigió hacia Wadi Natrun, lugar bendecido por Jesucristo y su Madre, donde exploramos los diferentes monasterios e iglesias, como el Monasterio de El-Sorián y la Iglesia del Monasterio de Abu Maqar, y el Valle de Natrun, otra de las paradas de la Virgen María y el Niño Jesús.

• Dejando atrás el desierto

  Después de abandonar el desierto, la Sagrada Familia viajó hacia el Sur con destino a la ciudad de El Cairo, cruzando el río Nilo hacia el Este y dirigiéndose a la zona de Matariah y Ain Shams, que en aquella época estaba habitada por un gran número de judíos. En Matariah, María, José y el Niño Jesús se protegieron del sol bajo un árbol, conocido hoy también con el nombre de El árbol de María. Fue allí donde Jesucristo creó otra fuente de agua, de la que bebió y la cual bendijo. Además, se cuenta que la Virgen lavó ahí la ropa del Niño y tiró el agua al suelo, dando lugar a la planta aromática del Bálsamo. Tras una breve parada en Zeitun, continuaron su viaje hacia el Antiguo Cairo, donde se encuentran la Iglesia antigua de la Virgen en callejón de Zuela, la iglesia del Mártir San Jorge, la iglesia de San Mercurio, el convento de la Virgen María y el de San Jorge, entre otros. Esta zona se considera una de las paradas más importantes de la Sagrada Familia, ya que fue bendecida por su presencia, aunque allí pasaron pocos días, pues de nuevo los ídolos se rompieron, provocando que el gobernador quisiera matar al Niño Jesús. La Sagrada Familia se escondió en la cueva de la Iglesia de San Sergio, uno de los monumentos más importantes en el Viejo Cairo, antes de viajar hacia Maadi, lugar donde se encuentra la escalera de piedra de la Iglesia de la Virgen por la que descendieron a la orilla del Nilo.

• Recorriendo el Alto Egipto

  La Sagrada Familia llegó a Deir Al-Garnus, cuya Iglesia de la Virgen posee un pozo profundo del que se dice que bebió la familia, para ir después a Bahnasa. Desde el pueblo de Samalut cruzaron el Nilo hacia el este, donde está el Convento de la Virgen en Gabal El Teir. A tan sólo 2 kilómetros de él se encuentra el embarcadero en el que se alojó la Sagrada Familia. Además, este pueblo es conocido con el nombre de “la montaña de la palma”, ya que -según la tradición copta-, estando la Virgen y Jesucristo al lado de la montaña, se le vino una gran roca encima y Él extendió su mano impidiendo su caída y dejando su huella marcada en la misma. Un lugar de obligatoria parada en esta ruta es el árbol de laurel “el Adorador” (cerca de Gabal el Teir), que se cree que hizo una reverencia ante Jesús cuando pasaba ante él. De hecho, aún hoy es sorprendente ver que las ramas del árbol hacen el movimiento de adoración: inclinándose hacia abajo y hacia arriba.

• De la ribera oriental a la occidental del Nilo

  Desde allí la Sagrada Familia cruzó El Nilo hacia la orilla occidental para dirigirse a Ashmonein, otro de los lugares en el que cayeron los ídolos y cuyas ruinas pueden admirarse actualmente, y a los pueblos de Dayrut, Qusqam y Mir. De Mir, viajó a la montaña de Qusqam, donde hoy se encuentra el Monasterio Al-Moharrak, otra parada importante en su viaje, hasta el punto de conocerse hoy como el segundo Belén. En la cueva de la iglesia permaneció la Sagrada Familia seis meses y diez días, lugar que luego se convertiría en el altar de la iglesia antigua de la Virgen.

• El regreso a casa

  A la vuelta, la Sagrada Familia cogió un camino distinto, hacia el Sur hasta la Montaña de Dronka, que fue bendecida por ellos y donde se levantó un Monasterio en nombre de la Virgen. Llegaron al Cairo Viejo después de Matariah, luego a Al Mahamma, Sinaí y Palestina, donde vivieron San José y la Sagrada Familia en el pueblo de Nazaret en Galilea. Así fue como acabó el viaje de sufrimiento que duró más de tres años y en el que recorrieron más de 2.000 kilómetros, teniendo como único medio de transporte una débil cabalgadura y una barca para cruzar el Nilo. La mayor parte del camino la hicieron a pie, soportando el cansancio, el calor del verano, el frío del invierno, el hambre, la sed y la persecución.