Los Ejercicios Espirituales
Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola son una secuencia ordenada de meditaciones y contemplaciones -ejercicios- que surgen de la profunda experiencia espiritual que el santo vive a partir de su conversión; su objetivo es ayudar al que se ejercita en ellos a descubrir cuál es la voluntad de Dios para su vida.
Los Ejercicios se remontan al Cuaderno de notas en el que Ignacio describe sus experiencias espirituales durante su visita a la cuidad de Manresa, donde -como lo escribe en su Autobiografía- “le trataba Dios de la misma manera que trata un maestro de escuela a un niño, enseñándole” (Autobiografía 27).
Además, no es el libro de los Ejercicios -aunque suene extraño a primera vista- “un libro para leer“, sino un libro “para hacer los Ejercicios”, y muy difícilmente se le pueda entender y aprovechar si no se cuenta con la guía de alguien que los conozca y los haya experimentado.
La experiencia completa de los Ejercicios Espirituales Ignacianos, llamados “típicos” dura aproximadamente 30 días, los cuales se hacen en silencio y bajo la guía de un “predicador”, a quien San Ignacio llama “el que da los ejercicios”, haciendo notar que no se trata de predicar algo “nuevo”, sino de explicar los Ejercicios.
Metodología típica y estructura de los ejercicios
Idealmente estos ejercicios fueron designados para realizarse en un retiro apartado, durante el cual aquéllos que realicen los ejercicios no tuviesen ningún tipo de distracción. Fueron diseñados también de manera que fuesen realizados bajo la dirección de un director espiritual (San Ignacio habla siempre de “el que da los Ejercicios”)
La meta principal aparenta ser el haber sido usado como parte del programa de noviciado de la orden. Como tal, son requeridos como parte del primer año de noviciado. Aunque otros católicos no necesariamente jesuitas han realizado los ejercicios, usualmente bajo la guía de un director espiritual que es miembro de la orden. Un Instituto religioso que sigue esta espiritualidad y practica los Ejercicios durante el noviciado y cada 10 años, es el Instituto del Verbo Encarnado.
Entre los ejercicios, las instrucciones diarias incluyen pláticas varias acerca de la naturaleza del mundo, psicología humana como la interpretaba Ignacio y la relación del hombre con Dios. Durante cada día de los ejercicios, un participante típico de los retiros podría leer dos o tres páginas de estas instrucciones, y luego meditar sobre su significado y cómo lo podría aplicar a su vida personal. Luego comenta a su director espiritual qué significado tuvieron para él/ella estas instrucciones.
Una característica importante de los ejercicios es la obligatoriedad de guardar silencio durante los mismos a toda hora (al levantarse por la mañana, al vestirse, durante los alimentos, en los recesos, antes de dormir), exceptuando los momentos en que se discute la reflexión acerca de una conferencia o algún texto bíblico, de manera colectiva entre todos los asistentes. Las conversaciones privadas no son permitidas a menos que sean con el director espiritual, con pocas excepciones. El motivo de esta práctica de silencio es obligar a la persona a realizar una introspección de las experiencias que está viviendo en el ejercicio, para que las medite a profundidad. A la experiencia de vivir estos momentos de silencio en meditación continua también se les llama desiertos.
Aunque los ejercicios están diseñados para durar un mes, existen versiones más cortas de 3, 7 o 15 días destinados a los católicos laicos u otras personas interesadas en hacer estos ejercicios.
Ver las peregrinaciones de San Ignacio de Loyola
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